“Nuevos cuerpos. Nuevas satisfacciones. Respuestas del psicoanálisis”
4 de Octubre de 9 a 17 hs. Federación Gremial del Comercio e Industria, Córdoba 1868.
• Argumento:
Este título enlaza el cuerpo y las satisfacciones porque hace falta un cuerpo para gozar. Hay en la enseñanza de Lacan diferentes maneras de concebir el cuerpo y diferentes paradigmas en cuanto al goce.
Nos podemos interrogar ¿hay nuevos cuerpos? ¿Hay nuevas satisfacciones? La experiencia analítica constata que el modo de gozar no cambia fácilmente y que hay un goce “indestructible”, iterativo que se localiza en un análisis y resulta fundamental para el parlêtre.
Podemos entender que el cuerpo cambia según cambien las satisfacciones. Según la época, hay diferentes maneras de vivir la pulsión, entonces puede haber diferencias en el cuerpo del siglo XIX y en el del siglo XXI. El discurso capitalista propone una satisfacción con el objeto del mercado, pero lleva a una frustración de goce. Las tecno-ciencias nos hacen creer por ejemplo, que una operación estética implicaría una modificación de goce y que la interrogación sobre ¿quién soy? puede quedar anulada a partir de un cambio de imagen que sostenga la posición fálica, o también un cambio de sexo. Es decir nos proponen nuevos objetos, intervenciones en lo real del cuerpo, incorporación de sustancias químicas, aparatos mecánicos, electrónicos , que producen efectos en el cuerpo que configuran nuevas satisfacciones y producen cambios en la subjetividad y los lazos sociales, al punto que las modalidades de goce interrogan las respuestas que da el psicoanálisis a los malestares de la época.
La modalidad de goce actual es de estilo “sobredosis”, «descontrol». Miller (1) se refiere a un nuevo prototipo de lo humano, verdadero salto evolutivo a partir del avance de la tecnología. Los objetos son cada vez más parecidos a los humanos no solo por su apariencia exterior (muñecas inflables) sino que además ya algunos presentan emociones. En cuanto al cuerpo, la incorporación de chips, las prótesis casi perfectas, borran las diferencias entre cuerpo natural y artificial.
Podemos encontrar que en la vida cotidiana los niños y adolescentes tienen también un modo adictivo a consumos de todo tipo que no anula el malestar, todo lo contrario, cada vez es más difícil encontrar la manera de hacer lazo.
Schreber nos dice que tiene un nuevo cuerpo cuando se ve en el espejo y percibe los nervios de la voluptuosidad femenina y el niño autista tiene dificultades para hacer con su cuerpo, algo ahí se congela.
Contrasta con lo nuevo, la fuerza de lo mismo, de eso que se mantiene idéntico y que podemos llamar goce Uno.
El psicoanálisis responde a alguien que sufre de su cuerpo o de su pensamiento (que también tiene efectos en el cuerpo) a partir de las palabras. El dispositivo inventado por Freud recibe la reinvención hecha por Lacan del analista que debe estar a la altura del real de la época. Los psicoanalistas también somos producto de las variaciones en el discurso del amo y esto incide en la eficacia del psicoanálisis. De allí la cuestión de la posibilidad de investigar estas nuevas satisfacciones y nuevos cuerpos. El psicoanálisis dependerá de la constante puesta al día del deseo del analista para poder responder.
¿El análisis es una oferta de otro tipo de satisfacción?
¿Cómo se logra una modificación del sufrimiento? ¿Hay un nuevo cuerpo después del análisis? ¿Hay una nueva satisfacción después del análisis?
Los invitamos entonces a nuestras jornadas para tratar, conversar y debatir sobre estos temas tan apasionantes.
(1) J-A. Miller: “Una fantasía» en Revista Lacaniana Nº 3